Miguel Delibes escribió su propio epitafio en 2007
“aunque viví hasta el año dos mil…, el escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de mayo del 1998, en la mesa de operaciones de la clínica de la Luz. Esto es, los últimos años literarios no le sirvieron de nada”
La memoria lectora de la escuela a la que pertenezco tiene forma de bolsillo, es decir, de ediciones de bolsillo entre las que se encuentra la obra de “El Camino” que a la edad de mis quince o quizás fueran dieciséis años, a duras penas tenía que leer para realizar un pequeño trabajito para mi profesor de literatura “Pacheco”.
Hoy después de tanto tiempo, vuelve a mi mente la portada de ese libro de la editorial Destino. De la obra recuerdo poco, la historia de un joven niño de once años con un mote muy particular Daniel “El Mochuelo” y sus buenos amigos Roque “El Moñigo” y Germán “El Tiñoso”.
A pesar de todo ello, me enorgullezco de pertenecer a toda esa joven generación, que tubo la oportunidad de conocer y vivir en una época en la que todavía existían esos escritores de siempre de toda una vida entregada a la creación, que hacen suyo el arte de escribir, como es y será por siempre Miguel Delibes.
“aunque viví hasta el año dos mil…, el escritor Miguel Delibes murió en Madrid el 21 de mayo del 1998, en la mesa de operaciones de la clínica de la Luz. Esto es, los últimos años literarios no le sirvieron de nada”
La memoria lectora de la escuela a la que pertenezco tiene forma de bolsillo, es decir, de ediciones de bolsillo entre las que se encuentra la obra de “El Camino” que a la edad de mis quince o quizás fueran dieciséis años, a duras penas tenía que leer para realizar un pequeño trabajito para mi profesor de literatura “Pacheco”.
Hoy después de tanto tiempo, vuelve a mi mente la portada de ese libro de la editorial Destino. De la obra recuerdo poco, la historia de un joven niño de once años con un mote muy particular Daniel “El Mochuelo” y sus buenos amigos Roque “El Moñigo” y Germán “El Tiñoso”.
A pesar de todo ello, me enorgullezco de pertenecer a toda esa joven generación, que tubo la oportunidad de conocer y vivir en una época en la que todavía existían esos escritores de siempre de toda una vida entregada a la creación, que hacen suyo el arte de escribir, como es y será por siempre Miguel Delibes.
Desde aqui me sumo a tu homenaje, para el último escritor de su generación que nos quedaba, amante de la buena prosa y de la naturaleza, la cual describió en sus novelas con total precisión, y una que conoce el norte y Castilla por sus raices, da fe de ello.
ResponderEliminar"EL camino"es un buen ejemplo y tambièn me trae a mi personalmente esos recuerdos del BUP.
Delibes no morirá nunca porque sus libros siguen vivos, y nosotras desde la escuela podemos contribuir mucho a eso y tú eres un claro ejemplo.
¿Te imaginas lo orgullosos que estarian los maestros de Delibes?